25.12.13

No adoraréis la ideología

(publicado en Random House)
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Karl Heinrich M. Navarro, un doctor nica especializado en doctores, publicó justo en el día de su cumpleaños, el 26 de Julio, del año 2012, un artículo-biblia de "opinión" en El Nuevo Diario, titulado "Poder y literatura" donde expresa muy campeonamente que deberíamos desideologizar la literatura porque es lo que ha dicho Harold Bloom. Bueno, en realidad todo el texto de Navarro es más bien un hitjob, otro más, dentro de lo que parece como un muy caldeado ambiente literario joven nicaragüense. 

El artículo de Navarro, que más bien se acerca a ser un gemelo de una finta intelectual entre mareros que un artículo medianamente serio sobre literatura, aparece como excusa defensiva en favor de la escritora Eunice Shade, y su texto "Algunos puntos sobre las íes";[1] en el texto de Shade se nos informa que lo esencial es La Creación, y además nos recuerda lo ignorante que somos y lo lectores-de-segunda-mano que seremos por haber tenido nosotros los mortales la mala suerte de no haber participado nunca de los grupitos literarios universitarios nicas, donde nacieron y se forjaron lo que en el futuro serán las obras maestras del continente americano. 

Parece que "no haber estado" en los grupitos de Shade o los de esa época [o quizá sea el que los mortales no hagamos performances] es el signo más claro de que uno es incapaz de escribir una idea: resulta que el monopolio del brillo y la ruptura pasa por estos grupitos, revistitas e iniciativas; y si uno no participó de estos es que llegó tarde a la repartición del cerebro mencionado brillo y la mentada ruptura.

Shade Stop

Huelga decir aquí que Shade no necesita que la defiendan. De todos modos, punto y pausa de Navarro y con respecto de Shade, es preciso aclarar ahora mismo que es fundamental que esté, y que dé sus batallas, con los errores o vicios o narcisismos que sea que contengan. [Además, que levante la mano aquí algún fanfarrón que piense alegar el nunca haber cometido ninguno de estos vicios]. Al decir de Hegel-a-través-de-Gasset-a-través-de-Periquito-el-Aguador: "Tened el valor de equivocaros".[2] 

Además, la función de Shade -por lo menos para los que estamos afuera y nos quedamos "hueliendo el dedo" al mismo tiempo que nos rehusamos a participar de estos Nica Teen Idols de la literatura- es carísima a nosotros: muestra una de las campanas de los poderes, lanza sus críticas y nos advierte de lo coc[h]inada que puede estar la pudredumbre en el medio nicaragüense. Así que es fundamental que esté, que produzca, que se enfrente, le guste a quien le guste. Claro, al mismo tiempo nos trata de imbéciles y nos insulta intelectualmente al inferir que los machistas lo son porque "son ignorantes ya que no han leído a Deleuze, Guattari y Foucault", autores que, como ya podemos suponer sin equivocarnos, ella sí leyó y conoce al dedillo; y lecturas éstas, apuéstenlo, amigos ignorantes simios, cuyo ejercicio es la que la ha salvado a ella de ser machista, los salvará a ustedes si alguna vez las emprenden, y, sobre todo, los extraerá de su repugnante simiedad.[3]

Y, ni qué hablar, los tipos de presiones de grupo de poder y los ejercicios discriminatorios negativos los percibís con toda su fuerza si estás en la situación de Shade, y no en la situación de un bocón como yo, aquí muy fresco en Montevideo. Así que la situación de Shade la entiendo, y su crítica la veo como muy necesaria. Es mil veces más útil la crítica de la sociedad machista como la nica que la coherencia interna intelectual. Me rechina un poco cuando en el plano teórico nos trata como estúpidos; pero creo tener la mínima sabiduría política de saber rescatar lo otro, que es más urgente y relevante, antes que enterrarlo por estar mezclado con chiquilladas intelectuales

Así que en ese sentido, no tengo ningún problema con Shade, y si alguna vez ella leyese esto -cosa que dudo-, la incitaría a ser todavía más contestataria, a producir más y a no bajarle el gas a la búsqueda de una fiereza auténtica, incluso si eso implicase "pegarle" a bocones como yo. El resto, es decir los insultos intelectuales y la pedorrada teórica, pues bueno, nadie es perfecto.

Navarro's Hitjob

Sin embargo, lo de Navarro sí es imperdonable.[4] El bombo de Navarro, además de sus publicaciones y toda su carrera profesional, es la de que es el primer y único doctor nicaragüense doctorado por la Universidad de Salamanca. O sea que Navarro sabe, en teoría, de lo que está hablando. El artículo "Poder y literatura" arranca así:

En Nicaragua ha existido siempre una ideologización de la literatura y de la historia

En términos exactos, esto no es más que el equivalente eufemístico de que la historia la escriben los que ganan, de acuerdo a sus condiciones históricas y a los dispositivos ideológicos que estos utilizan para explicar esas condiciones históricas y para proyectarlas en su imaginación hacia otros tiempos, tanto a la concepción del pasado con que operan como a la imaginación del futuro que desean proyectar. Por cierto que dejaré de lado la hipótesis de que quizá en casi cualquier país éste ha sido el caso, así que especificar que en Nicaragua ha sido así es menos que redundante; pero es mejor no ahondar en esta hipótesis.

Así empieza un artículo intelectualmente marero[5] que nos hace el gran favor, ya de entrada, de asumir algunas vetustas posiciones acerca del concepto de "ideología", a saber, la de Mannheim y la no-declarada de Marx. Asumo que Navarro ha desechado por irrelevantes las aportaciones al tema de autores más recientes que él ya leyó y conoce a la perfección -como lo ha constatado en otros lugares-, como Raymond Geuss,[6] Terry Eagleton,[7] Teun van Dijk[8] o Jorge Larraín[9], por nombrar algunos pensadores que han publicado libros casi introductorios al tema.  

 Al final del hitjob llegamos, en la mayor ideologización posible de ideologizaciones previas, al grito de reclamo en pro de que el canon de la literatura esté construido en términos estéticos, no ideológicos. Esto es, algo así como que el canon lo construyan robots, no hombres. Sólo la ignorancia de Navarro en literatura es la que propondría, a primera vista, esta robotización. 

Pero no nos equivoquemos: Karl Heinrich M. Navarro no es ningún ignorante, al revés, es un doctor doctorado y especializado en doctores, así que no es ésta la razón por la que propone un canon hecho por robots y una literatura contada por Harold Bloom y por cuanta rata rortyana hiperideologizada hay en la vuelta. NO. Lo que ocurrió -otra vez hipotetizo-, es que: entre hacer un hitjob a favor de su amiga y quedar como ignorante o mandarse a un inteligente silencio periodístico, eligió lo primero.

Así es como asistimos a un texto tendencioso, hiperideologizado, disfrazado de reporte histórico "anti-poder", a 750 palabras el córdoba cultural.

¿No sería mejor abandonar el escupa-primero y dedicarse, de una vez por todas, a escribir verdaderas críticas? ¿No es que en Nicaragua la crítica cultural es escasa? ¿No es que la literatura sólo ha estado atendida desde las carpas de la ideología? Si algo parece la carpa de Navarro es la de una rata rortyana hiperideologizada. 

De literatura infantil y juvenil y de maras de recreo ya está lleno el orbe. ¿Quizá no tenían recreos en Salamanca, y eran clases todas de corrido? ¡Rechanfles! Por otro lado, pienso que si con esas facilidades uno infecta el discurso público a través de un periódico de tiraje nacional, ¿qué carajos hago yo aquí? Claro, escupir.

Escupir, amigos guattaristas. Escupir.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
[1] Otro texto, también intelectualmente marero, lo podés leer de la pluma de Irving Cordero en El Nuevo Diario: se llama "La mitomanía de las generaciones literarias en Nicaragua". A Cordero, que aquí muy afiladamente habla en contra del proyecto de Ulises Juárez titulado #Los2000, se le olvidó "decirle que no" a Juárez para el ciclo 2013 de charlas de #Los2000, y uno podía verlo muy campeonamente platicando sobre su vida y sus textos junto a su auditorio. Por supuesto, Cordero re-cordó [no pun intended] al viejo Cordero y pidió, asumo, quizá me equivoco, que cualquier vinculación suya a #Los2000 fuese retirada, o sea, su imagen, charla, publicación, ustream, lo que sea. De todos modos, podés leer la divertida crónica previa a su charla en El Nuevo Diario aquí. ¿No hay algo realmente infantil y chapucero en todo estos tejemanejes, una especie de "American Nican [sic{k}] Idol"? Increíble. ¡Realmente increíble! Para quienes lo vemos desde afuera y NADA DE ESTO nos viene en prenda, es en verdad muy cómico y refrescante ver a estos chavalos en este comiquísimo escupa-primero, peleándose por las sobras de una "larga" tradición narrativa encarnada por obras como las de Sergio Ramírez, Lizandro Chávez Alfaro, entre otros, y, oh, por-dios-si-es-Dios, Rubén Darío. ¡Falange de Rubén, muestra tus espartas y atraviésalos!

[2] Este artículo de Onetti lo encontrás en sus libros de artículos recopilados recientemente por Galaxia Gutenberg; fue publicado en Marcha el 23 de junio de 1939.

[3] Yo, un mal simio, por ejemplo, como sólo he leído a Deleuze y Foucault, y tengo en espera los dos libritos de bolsillo de "Capitalismo y esquizofrenia", pues ni modo, soy machista e ignorante: sólo tengo dos de tres strikes en mi conteo. Pero ya los leeré, amigos ignorantes, y meteré ese tercer strike para ponchar al machismo. Ya los leeré.

[4] Para que veamos el tipo de nivel teórico e intelectual con que opera Navarro por lo menos en El Nuevo Diario -no he leído ninguno de sus libros-, y la clase de operaciones copadoras de espacios de crítica con estupideces y hemorragia verbal, podemos leer el muy reciente artículo de "opinión" del 24 de diciembre del 2013 titulado "Ideas, creencias y mitos en la política nicaragüense", cuya única y central idea, envasada en 748 palabras es ésta: el conflicto es malo y dialogar es bueno. Hay que recordarles a los lectores de este humilde ejercicio karlkrausista lo mezquina que puede ser la política editorial de El Nuevo Diario: te publican artículos que tienen hasta 750 palabras. Ahora imagínense a Navarro, una luminaria salmantina, contando palabras y recortando o, peor, sumando más palabras, para llegar lo más cercano posible al número mágico límite de 750. ¡Luciérnaga de 750, apártate de mi camino! Amigos ignorantes, no hay que decir en 748 palabras lo que se puede decir en 8: "el conflicto es malo y dialogar es bueno". Así es, estimados carniceros, como se cocinan los artículos de opinión en mi antiguo país.

[5] Como habrán adivinado, el artículo de Navarro tiene 747 palabras, sólo 3 menos que las de la Luciérnaga 750. Otra vez, amigos, no hay que decir en 747 palabras lo que se podía decir en 6: "Lean a mi amiga Eunice Shade".

[6] The Idea of a Critical Theory: Habermas and the Frankfurt School. Cambridge University Press, 1981.

[7] Ideology. An Introduction. Verso, 1991.

[8] Ideology: A Multidisciplinary Approach. SAGE, 1998.

[9] The Concept of Ideology. Hutchinson, 1979.